19 mayo 2025

Heladeras eficientes y completas: guía para elegir la mejor opción con bajo consumo

Las heladeras son electrodomésticos fundamentales en cualquier hogar. Más allá de conservar alimentos, su tecnología avanzó notablemente en los últimos años, incorporando mejoras en rendimiento, eficiencia energética y sostenibilidad. A la hora de adquirir una, es clave tener en cuenta una serie de factores que determinarán cuál es el modelo más adecuado según las necesidades del usuario y el espacio disponible.

Uno de los primeros aspectos a considerar es el tamaño. Antes de realizar la compra, es fundamental medir con precisión el espacio en el que se ubicará la heladera, teniendo en cuenta su alto, ancho y profundidad. Además, se recomienda dejar al menos 20 centímetros de separación entre la pared y el aparato para asegurar una buena ventilación y funcionamiento.

Otro punto esencial es el consumo energético. Elegir un modelo eficiente no solo impacta positivamente en la factura de electricidad, sino que también representa una decisión responsable en términos ecológicos. En ese sentido, los modelos con tecnología Inverter marcan la diferencia: regulan la velocidad del motor según la demanda sin apagarse completamente, lo que evita los picos de consumo que se generan al reiniciar el motor.

Este tipo de tecnología no solo reduce el gasto energético, sino que también mejora la conservación de los alimentos. Al mantener una temperatura uniforme en el interior del aparato gracias a sensores inteligentes, los productos duran más tiempo en buen estado. Como si fuera poco, las heladeras Inverter son más silenciosas, no vibran y suelen tener una vida útil más prolongada.

Sin embargo, en el mercado argentino estos modelos tienen un precio entre un 19% y un 20% superior respecto a las heladeras tradicionales, lo que puede representar una inversión inicial más alta, aunque se compensa con el ahorro a largo plazo.

Además del consumo, también es importante fijarse en el tipo de gas que utiliza el equipo. Lo ideal es optar por heladeras que funcionen con gas R600, ya que este no afecta la capa de ozono y contribuye a reducir el calentamiento global.

Otro aspecto clave es el sistema de refrigeración. Las heladeras de frío húmedo, conocidas como cíclicas o convencionales, conservan la humedad natural de los alimentos, lo que resulta útil para ciertos productos frescos. Por otro lado, las de frío seco o “No Frost” evitan la formación de escarcha, eliminando la necesidad de descongelar manualmente.

También existen modelos que combinan ambas tecnologías, como las heladeras “Neo Frost”, que brindan frío seco en el freezer y frío húmedo en el compartimento refrigerador, adaptándose a las necesidades específicas de cada zona del aparato.

Por último, es importante aclarar una confusión común: no es lo mismo un freezer que un congelador. Aunque muchas veces se los usa como sinónimos, el freezer suele tener mayor capacidad de congelamiento, está preparado para conservar alimentos a temperaturas mucho más bajas y por períodos prolongados, mientras que el congelador suele ser un compartimento dentro de la heladera con menor potencia.

En definitiva, al elegir una heladera es importante analizar no solo el precio, sino también la eficiencia energética, el tipo de refrigeración, el gas utilizado y el espacio disponible. Elegir con criterio puede significar un ahorro considerable y una mejora notable en la conservación de los alimentos.